Esta es una pregunta a la que usted y el cirujano ortopédico deberán responder conjuntamente. No obstante, cuando el dolor de rodilla sea tan intenso que interfiere en las actividades que desee o deba practicar, es posible que haya llegado la hora.
La artroplastia de rodilla puede ser una opción cuando las intervenciones no quirúrgicas, como medicación, fisioterapia y el uso de un bastón u otra ayuda de marcha ya no alivian el dolor. Otros signos posibles son: dolor articular, seguido de períodos de alivio relativo; dolor después de un uso prolongado; pérdida de movilidad; rigidez articular después de períodos de inactividad o reposo; y/o dolor que parece incrementarse en condiciones meteorológicas de humedad.
Es posible que el médico de cabecera le derive a un cirujano ortopédico, que le ayudará a determinar si ha llegado el momento de realizar una intervención quirúrgica de rodilla y qué tipo es el más adecuado. Puede que el cirujano decida que la artroplastia de rodilla no es adecuada para usted si tiene una infección, no tiene suficiente hueso o el hueso no es lo bastante fuerte para aguantar una rodilla artificial.
Los médicos suelen intentar retrasar la artroplastia total de rodilla lo máximo posible a favor de tratamientos menos invasivos. Sin embargo, en caso de afectación articular avanzada, la artroplastia de rodilla puede representar el alivio del dolor y la recuperación de las actividades normales.
La artroplastia de rodilla es una intervención habitual realizada en más de 600 000 personas al año en todo el mundo. Más del 90 % de las personas con artroplastia total de rodilla experimentan una mejoría del dolor y la funcionalidad1.
Para diagnosticar la enfermedad, un cirujano ortopédico realizará un examen exhaustivo de la rodilla, la analizará con radiografías y llevará cabo pruebas físicas. Se le pedirá que describa el dolor, si padece algún otro dolor articular y si ha sufrido lesiones anteriores que puedan haber afectado a la enfermedad de rodilla actual. Puede resultarle útil mantener un registro del dolor de rodilla que podrá compartir con el médico. Posteriormente, se comprobará la fuerza y el rango de movimientos de la rodilla mediante una serie de actividades, que incluyen la flexión y caminar. Las radiografías de la rodilla revelarán cualquier modificación de tamaño o forma, así como cualquier circunstancia inusual.
• El dolor persiste o reaparece con el tiempo.
• Le duele la rodilla durante y después del ejercicio.
• Ya no tiene tanta movilidad como desearía.
• La medicación y el uso de un bastón ya no proporcionan suficiente alivio.
• La rodilla se queda rígida al permanecer sentado en un coche o en el cine.
• Nota dolor cuando llueve.
• El dolor le impide dormir.
• Nota una reducción en el movimiento de la rodilla o en el grado de flexión.
• Las rodillas están rígidas o hinchadas.
• Tiene dificultades para caminar o subir escaleras.
• Tiene dificultades para sentarse y levantarse de sillas e inodoros.
• Tiene rigidez matutina que suele durar menos de 30 minutos (distinta de la rigidez que dura más de 45 minutos, un signo de una enfermedad inflamatoria denominada artritis reumatoide).
• Nota cómo la articulación “chirría“.
• Ha tenido una lesión anterior en el ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla.
Referencias bibliográficas:
1. Consensus Statement on total knee replacement. NIH Consens State Sci Statements. 2003 Dec 8-10;20(1):1-34
Last Updated: 2011-11-18© 2012 Zimmer, Inc. (owner of site) version 6.0